sábado, 4 de agosto de 2012

6. EL BARRILITO

HISTORIAS DE UN SHUCUY
6. EL BARRILITO
Qué alegría siento en el corazón al recordar mi infancia, pobre, pero de muchas alegrías, de muchas aventuras al puerto de Huacho, a la caleta de Carquín, al basural de Hualmay, al río Huaura, a los rastrojos de maíz, y de papas. Los muchachos del barrio éramos muy inquietos, hoy me referiré al mejor día de volar cometas en la Cruz de Campo Alegre.
En los meses de agosto y setiembre en mi tierra se acostumbra hacer concursos sobre la cometa que vuela más alto. Mis hermanos Eusebio y Marcos iban con sus amigos a ver el concurso, en donde los niños pobres no teníamos oportunidad. Por ser el más pequeño, los seguía a la distancia con mis entrañables amigos, el negrito Pozo, Toño, el llanta baja, por ser discapacitado, pero de gran corazón y  Kike, el líder del grupo.
Ya habíamos visto en los últimos tres años cómo era el concurso de cometas, y para ese año, nos habíamos preparado, con el ovillo de pita, el telegrama y nuestro barril, todo listo para ir a la Cruz de Campo Alegre. Mi cometa estaba forrado con periódicos, la estructura con carrizos labrados, la cola multicolor estaba compuesta de telas viejas que rescatamos del basural. En las vacaciones de julio habíamos juntado suficiente pita, que eran piezadas de uno, dos y más metros, según como encontrábamos.
Toño había comprado papel de cometa y su papá Humberdino le había dado propina para comprar un cono de pavilo. Su pita lo regaló a Pozo, porque le faltaba para hacer volar su cometa más alto. Kike tenía la mejor cometa del grupo, también era un barril, pero con arrancadores y papel de colores, por algo era el líder del grupo. Recuerdo que éramos inseparables para jugar y buscar aventuras, los cuatro íbamos a cualquier parte.
Llegamos a la Cruz, era un día sábado, cientos de niños, adolescentes y jóvenes, muchos padres de familia. A partir de las dos de la tarde empezaron a volar las cometas de diversos diseños, había cajones, estrellas, moscones, barriles, pavas y muchas formas más. Nosotros también echamos a volar nuestros barriles, el viento era fuerte y facilitaba el vuelo.
Nunca tuve una cometa, no me importaba que hubiera mejores cometas. Me sentía dueño de mi barrilito, me olvidé de los demás y empecé a soñar que ganaría el concurso. Entonces solté más pita para elevar el barrilito que a lo lejos se veía de color gris. Toño ya estaba enviando su telegrama y Pozo por su parte estaba soltando más pita para que su cometa llegara al cielo. Kike me dice que mire su barril multicolor a lo lejos.  Me doy cuenta que mi cometa era el que más bajo volaba, decidí soltar más pita, más y más hasta que se rompió una parte y vi alejarse mi barrilito… De pronto Pozo también grita: Se rompió la pita… ya no estuve triste, vimos cómo se alejaban nuestras cometas porque habíamos utilizado pita podrida y piezada.
Entonces, nos alegramos por los barriles de Toño y Kike, les ayudamos a enviar los telegramas y estuvimos mirando a ver de quien llega primero a su destino. Ganó el barril multicolor de Kike nuestro líder, nos alegramos mucho. Ya eran las cinco de la tarde, no nos interesó el concurso, sino, nuestro concurso en donde los ganadores fuimos los cuatro pequeños amigos. Y usted amigo lector ¿cuánto ama a sus hijos y comparte su tiempo con ellos?

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