sábado, 4 de agosto de 2012

10. ASALTO EN SOL DE MAYO

HISTORIAS DE UN SHUCUY
10. ASALTO EN SOL DE MAYO
Los relatos de mi vida en la selva también son interesantes. Les referiré sobre un asalto que hasta hoy sigue en el misterio, por lo que sucedió. Espero que ustedes puedan descubrir el misterio.
En Aucayacu, tenía una pequeña librería y para poder competir con las demás librerías, tenía que viajar a Lima y comprar en las tiendas mayoristas y en Mesa Redonda. El negocio era de toda la familia, todos ayudaban, Violeta mi esposa se hacía cargo de la tienda cuando yo viajaba, mis hijos ayudaban a sacar copias y atender a los clientes, a pesar de ser menores, siempre trabajaron para salir de la pobreza y el pequeño negocio, nos daba la oportunidad de vivir mejor.
Era un viernes cuando llegué a la casa a recoger los costales para las compras, la lista de compras,  el dinero y el pasaje en la leal empresa Transmar de Aucayacu. Eran tiempos del apogeo del terrorismo y los asaltos en la carretera. En mis veinte años que viví en Aucayacu nunca tuve problemas, pero, siempre hay una primera vez…
Llegué a tiempo a la agencia y subí en busca de mi asiento, por comprar en el último día me tocó el asiento del fondo, en donde nos sentamos cinco personas. Llegamos a Tingo María, sin novedad y nos demoramos casi media hora, hasta que los pasajeros empezaron a reclamar por qué nos demorábamos tanto, ya que teníamos que cruzar el túnel de Carpish junto con los demás omnibuses de las otras agencias, para evitar los asaltos.
El chofer hizo caso de los reclamos y continuamos el viaje. Todos los omnibuses paraban en Sol de Mayo para cenar. Nosotros éramos los últimos en llegar, cenamos rápido para no quedarnos solos, los pasajeros estábamos listos, pero el chofer y su copiloto seguían cenando. Nuevamente, los pasajeros reclaman que nos estamos quedando solos. El chofer, medio molesto, tuvo que hacer caso a los pasajeros. Cuando estábamos a escasos cincuenta metros, de reiniciado el viaje, tres hombres armados detienen el ómnibus, encañonan al chofer y se abre la puerta e inmediatamente ingresan tres asaltantes con pasamontañas. ¡Estábamos fregados!
Recibimos la orden ¡Manos sobre la nuca! ¡Nadie se mueva! Desde los primeros asientos empezaron a revisar y quitar dinero, relojes, zapatos, sortijas, aretes y alguna prenda de valor que llevaba cada pasajero. Como me encontraba en la última fila, intenté guardar en el interior de mi calzoncillo los tres mil nuevos soles, que llevaba para comprar mercadería. Tenía ciento cincuenta en el bolsillo de mi camisa y con suerte, eso sería lo que me quitarían.
Escuché gritos de un pasajero porque le habían dado un culatazo con el fusil. Una señorita se desmayó con el susto, a un pasajero le quitaron cinco mil dólares y al defender su dinero le golpearon en la cara. Todo era horrible, no había nada qué hacer. Siguen avanzando y quitando dinero. Repiten la orden de ¡Manos sobre la nuca! ¡Nadie se mueva carajo! ¡Agachen la cabeza! Tuve miedo porque ya estaban cerca y a los cinco del fondo nos empiezan a revisar…
Para facilitar su trabajo y evitarme algún maltrato, me despojo de mi reloj, saco el dinero del bolsillo y cuando intento echar a su bolsa, me mira y empuja mi mano. No quiere mi dinero, ni mi reloj. Me atrevo a mirarlo y no me dice nada. ¿Acaso los delincuentes respetan a un profesor? ¿Cómo sabían que era profesor? ¿Qué fue lo que pasó? La verdad sigue siendo un misterio para mí.  Y usted amigo lector ¿también respeta y valora a los maestros que asumen la noble tarea de enseñar a sus hijos?

1 comentario:

  1. Interesantes sus publicaciones estimado profesor, que las encontré por casualidad, buscando en Internet algunas cosas para culturizarme. Pero esta vez sólo para aportar que el plural de ómnibus, es el mismo, igual que el de papanatas por ejemplo. Pienso que el asaltante pudo ser un ex alumno del colegio donde usted trabajó. Fíjese que para escribir la anterior frase (cómo lo digo), borré la iniciar que decía. "seguramente fue un ex alumno suyo", que anecdóticamente usted u otro lector lo hubiera interpretado con cierta suspicacia.

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